lunes, 18 de julio de 2022

EN TRES DÍAS FUNDAMOS LA SEDE UNIVERSITARIA UNISUR (HOY UNAD) DE LA PLATA, HUILA, HACE 35 AÑOS

 EN TRES DÍAS

FUNDAMOS LA SEDE UNIVERSITARIA UNISUR (HOY UNAD) DE LA PLATA, HUILA, 

MENSAJE A LA UNAD, LA PLATA, HUILA, EN SU ANIVERSARIO

Mi nombre es Olegario Ordóñez Díaz. En estos cuarenta años de historia de la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD, y los 35 de la UNAD La Plata, Huila, quiero presentar mi saludo a las directivas Nacionales y locales, a los docentes y a los estudiantes que forman parte de esta gran familia Unadista. Agradezco la invitación de la sección Recordar es vivir y aprovecho la oportunidad para comentarles brevemente, a manera de historia o anécdota, cómo fueron los inicios de esta gran Universidad que hoy es patrimonio de nuestro municipio de La Plata.

Recuerdo que yo era profesor de español del Instituto Técnico Instituto Agrícola. Un viernes por la tarde de 1988 pasaba frente a una cafetería que quedaba en la esquina de la cuadra del Palacio de Justicia, cuando me llamaron para tomar un tinto y directamente hacer una propuesta: crear en La Plata, una sede de la Unidad Universitaria del Sur de Bogotá, Unisur. La propuesta provenía del director del CREAD UNISUR de Pitalito, doctor Jesús Eugenio Henao, quien estaba acompañado por miembros de la Asociación de Profesionales de La Plata, a la cual yo también pertenecía: José Silva, Carlos Niño, y creo que el señor Lizcano. Considerando la necesidad que tenía el municipio de una Universidad pues salían bachilleres de seis colegios, muchos de ellos no tenían oportunidad de estudiar una profesión en la capital del departamento, ni en Bogotá, Cali o Popayán, y considerando la importancia de la universidad para el desarrollo de un pueblo, el ofrecimiento resultaba vital. Planteaban así mismo que yo asumiera la coordinación, pues estaba en el campo educativo. Yo dije:

“La propuesta es muy importante. Déjeme, doctor Jesús, ocho días para pensarlo.

“No. Tiene 30 segundos para decidir y van quince”, dijo Chucho Henao, con el afán que siempre lo caracterizaba.

Entonces como suelen ser a veces las decisiones y sabiendo que el proyecto universitario contaba con el apoyo de la Asociación de Profesionales, sin pensarlo más. De inmediato dije: “¡Sí! ¡Acepto!”.  El doctor Chucho, vinimos a saber después, vivía una segunda oportunidad en la Tierra después de haber sufrido un atentado por defender un árbol, una especie de roble única en el mundo y que dos personas querían tumbar, ante la defensa insistente que hiciera el doctor Henao, le dispararon un tiro en el pecho, y huyeron. El doctor Chucho cayó al suelo, pero después de la conmoción inicial, se paró, sangrando, subió a la camioneta y condujo hasta el hospital, donde pudieron salvarle la vida pues el tiro lo había atravesado por el único lugar que no afectaba un órgano vital. Desde ese día todo era rápido para el doctor Jesús Eugenio.

En fin, después de dar la respuesta afirmativa, acerca de la Universidad, empezamos la tarea ese mismo fin de semana. Entre sábado y el domingo realicé el perifoneo, como se solía hacer para anunciar los eventos, en un jeep que don Juan Rivera Llanos alquilaba por horas y que tenía acondicionado un parlante: Con micrófono en mano yo anunciaba el magno evento por todas las calles. “¡Atención, estudiantes, bachilleres, padres de familia y comunidad en general! ¡Llegó por fin la Universidad a La Plata! ¡Aproveche! ¡No pierda la oportunidad de hacerse profesional! ¡Matrículas el lunes en el Palacio de Justicia, en la oficina de la Asociación de Profesionales, a las ocho de la mañana! Hágase profesional en una de las tres facultades que ofrece la Unidad Universitaria del Sur de Bogotá, Unisur: Ciencias Agrarias, Administración de Empresas e Ingeniería de Alimentos… Atención, por fin llegó la Universidad a La Plata…

Así, en tres días fundamos la sede de la Universidad UNISUR, hoy Universidad Nacional Abierta y a Distancia UNAD de La Plata, Huila. El lunes matriculamos a 112 estudiantes. La matrícula, por semestre, valía en ese entonces 12.000 pesos.

Desde el principio tuvimos la idea de que la Universidad fuera presencial, lo que facilitaría el proyecto, pues en ese tiempo no existía internet ni celular, ni Facebook, ni menos WhatsApp. Ni siquiera lo imaginábamos, a no ser por la descabellada idea que había expuesto un campesino en la Pasada feria de la Ciencia y del Ingenio Popular en homenaje al doctor Manuel Elkin Patarroyo, organizada por la misma Asociación de Profesionales en 1986, y que había presentado ante un auditorio, pero sin querer mostrar en público el aparato porque la empresa de teléfonos le podía robar la idea: “El teléfono inalámbrico para llamar a cualquier parte del mundo”.

¿Pero, bueno, cómo fueron las clases presenciales de la Universidad? Ese mismo fin de semana, con la idea de hacer presencial la universidad, también le había solicitado a la directora de la Escuela Pedro María Ramírez, profesora Ercilia Calderón que, por favor, nos prestara tres salones para que funcionara allí la universidad. La profesora Ercilia, con toda confianza, nos dio las llaves de la escuela.  Y empezamos el martes las clases de la primera universidad en el municipio de San Sebastián de La Plata, UNAD en un horario de 6:30 a 9:00 de la noche. Un salón para cada facultad.

Como anécdota, les comento que yo, además de ser el coordinador, era el único profesor de las tres facultades. Entraba a un salón, donde estaban los estudiantes de la Facultad de Ciencias Agrarias, orientaba los contenidos durante 30 minutos, dejaba actividad para que los estudiantes la realizaran, mientras volvía; luego pasaba al otro salón, a la facultad de Administración de Empresas, dictaba la clase, dejaba actividad y, finalmente iba a la facultad de Ingeniería de Alimentos. Luego regresaba al primer salón, a la Facultad de Ciencias Agrarias, comentábamos, debatíamos, corregíamos; salía entraba al otro salón, hacía lo mismo y finalmente en el tercer salón. Estudiábamos el primer Módulo de Axiología de la Educación Abierta y a Distancia: la formación de los grupos de trabajo, CIPAS, y los valores principios básicos que deben tener todos los estudiantes de la Educación a Distancia: la responsabilidad, el trabajo en equipo y la Autonomía.

 Cuando terminábamos las clases, a los 9:30 de la noche, los estudiantes y yo barríamos el salón y organizábamos los pupitres, para que los niños de la escuela al otro día desarrollaran sus actividades académicas sin contratiempo y finalmente, cerrábamos con candado la Universidad… Pues sí, nos tocaba hacer también el trabajo de portería. Y todo lo hacíamos con alegría.

Aquella fue una etapa maravillosa, mágica, de mucho entusiasmo, aunque de todas maneras hubo algunas personas, como es natural, que miraban con escepticismo, el proyecto, o que incluso no lo creían y hasta llegaron a tildarnos de locos. Pero eso nos seguía animando más, para demostrar que nuestro camino era correcto.

Recuerdo algunos estudiantes, como José Gabriel Ordóñez, Antonio Aguilar, Emiro Muñoz, Nohora Montoya, Idaly Tamayo y su esposo José Othain Ceballos, y en sus inicios de su vida universitaria a María Esther Medina. Por la misma época, la Secretaria Departamental de Educación del Huila, doña Consuelo González de Perdomo, era también estudiante de la Universidad en la sede de Pitalito.

Hoy, aprovecho en Recordar es Vivir para dar mi reconocimiento a esos 112 pioneros universitarios, los cuales aceptaron el reto de hacer la vida universitaria, de estudiar, hacer amigos y como en todo conglomerado social, hasta de enamorarse, casarse y formar un hogar de profesionales.

El entusiasmo por vivir la vida universitaria era tal que organizamos grupo de teatro, de deportes, danzas, dirigidas ad-honorem por Pablo y Socorrito Cuéllar. Organizamos la primera copa de fútbol UNISUR, participamos en encuentros con estudiantes de geología de la Universidad Nacional de Colombia, quienes visitaban La Plata. Participamos en eventos en Pitalito y en los eventos folclóricos de nuestro municipio, como una manera de integrarnos a la comunidad. Cómo anécdota, recuerdo que participamos con una carroza en la cual llevamos unas manos de casi cuatro metros de alto, como símbolo del trabajo comunitario y de la paz, construida por Idaly Tamayo y demás compañeros.  La llenamos de aserrín, pero cuando la fuimos a levantar no pudimos hacerlo ni entre veinte personas. Eso pesaba más de dos toneladas. Y entre la desazón y la risa, buscamos la forma de llenarla de papel y otros materiales más livianos para poderla llevar en la carroza. Seguro que cada persona que participó en esos inicios universitarios tiene una historia que contar, como me la contaron alguna vez, Ruby Medina e Isabel Houghton Triviño, como la historia que cada uno de ustedes contará a sus hijos y nietos.

Así mismo, tuvimos un programa de radio en la Emisora Villa del Páez “Tribuna Universitaria” que desarrollábamos con el profesor Gustavo Gámez, la profesora Rosario Valenzuela del Instituto Agrícola y el estudiante Rubén Darío Barrera, para promover la universidad. Así llegaron después de la nuestra, otras Universidades, Santo Tomás, Surcolombiana, entre otras.

Nuestro primer periódico dela Universidad UNISUR (UNAD), era de una sola hoja de tamaño oficio, escrita por lado y lado e impresa en el mimeógrafo del taller de Tío Pepe, con una pauta publicitaria que valía 10 (Diez) pesos.

Así mismo, con la Asociación fundamos la ASOSER, entidad de apoyo de padres de familia y de la comunidad a la Universidad.

Luego en el siguiente semestre, y ya en las instalaciones que nos facilitó el SENA, ingresarían profesores Nelson Salazar de física y matemáticas, quien creía que era posible hacer un canal de T.V. Fue el primer profesor nombrado. Y de la Asociación de Profesionales: Carlos Eduardo Niño de Ciencias Agrarias, Valentín Clavijo, Amadeo Medina, José Silva, en Administración de empresas y más tarde el profesor Ricardo Muñoz, en matemáticas. Tuvimos la fortuna de tener una excelente presentación de matemáticas con el profesor Nelson Salazar en certámenes nacionales en Bogotá, y en el V aniversario de UNISUR ganar el Concurso Nacional de Poesía UNISUR, hechos que nos valieron el reconocimiento y el apoyo incondicional de las directivas Nacionales de la Universidad a nuestro CREAD.

La primera secretaria de la Universidad, con apenas 18 años de edad, fue Yineth Vargas, quien después llegaría a ser profesional de la UNAD y directora de la misma y un baluarte fundamental durante muchos años para el crecimiento de la Universidad. Hoy rindo homenaje a su memoria. Podría decir que, la doctora Yineth Vargas, junto con su esposo, el profesor Moisés Moriones, e hijos han sido un vivo ejemplo de lo que es la familia Unadista, trasformaron sus vidas personales, crecieron con la Universidad y proyectaron su sentido de vida al servicio de la comunidad… Sí, La Universidad UNAD transforma la vida de los estudiantes y de sus familias y contribuye al progreso de un pueblo.

Recordar es vivir… Esos fueron los inicios, querida familia Unadista nacional y plateña… Después vendrían, en esos inicios, profesores y coordinadores valiosos como los doctores Carlos Eduardo Niño, Yubérika Hernández, Valentín Clavijo, María Esther Medina…  Adalberto Vargas, Jimeno Castañeda, Humberto Ángel y Yineth Vargas.

Con el trascurso del tiempo, desde 1990, la vida me llevaría por otros senderos, en el mundo editorial y en la misma educación en Bogotá, pero siempre mi corazón ha estado en el municipio de La Plata... Cuando el profesor de la UNAD La Plata, Edward Losada, se comunicó conmigo, me contó que la Universidad ha formado más de 500 profesionales, que en la sede de La Plata tiene algo más de 700 estudiantes, en el perímetro del municipio, y más de 1000 estudiantes en el Occidente del departamento. Me emocioné de alegría por saber que esta fuerza intelectual y profesional es, desde ya, el pilar fundamental del desarrollo de la comunidad y que la Universidad tiene un futuro promisorio, y que siempre hubo personas que creyeron y creen en el proyecto, participaron y participan con su energía creativa y lo han llevado adelante con creces.

Recordar es vivir. Solamente nosotros pusimos el primer granito de arena, la pequeña semilla, pero la construcción de este enorme proyecto es de quienes han estudiado aquí durante este tiempo, de sus familias, de cada uno de los profesores y directivos, del apoyo de la Directivas nacionales y del apoyo del municipio, pero, enfatizo, sobre todo de los estudiantes, futuros profesionales, de su optimismo, de su fe, de sus ganas de transformar sus vidas.

En un país donde a veces nos acostumbramos a que las empresas decaigan, La UNAD ha sido de largo aliento 40 años de historia nacional y 35 de la Plata. Un ejemplo de perseverancia, de demostrar que los sueños se pueden cumplir. Porque los sueños, aunque parezcan empresas delirantes, construyen futuros posibles. Debemos hacer parte de ellos. Mis felicitaciones y mi admiración y orgullo, (y me hago vocero de todos los miembros de recordada Asociación de Profesionales de La Plata), por el crecimiento y el entusiasmo que se ve y se vive en cada uno de los integrantes de los estamentos de la Universidad. También rindo homenaje a la memoria de mi estimado amigo, doctor Carlos Eduardo Niño, que fuera gran impulsor del proyecto, como presidente de la Asociación, profesor y coordinador de la UNAD.

En lo personal, mi saludo y mi eterna gratitud a la vida, como ser humano y como docente, ya que me permitió, en un momento de mi existencia haber compartido y seguir compartiendo con gente maravillosa, haber sido profesor del Instituto Agrícola y del Colegio Marillac; de trabajar por la cultura del municipio, y haber sido también parte de este proyecto maravilloso, que siempre llevo en mi corazón, como familia UNADISTA: la Universidad Nacional Abierta y a Distancia, UNAD.

En este cumpleaños, un abrazo fraternal para todos ustedes, familia UNADISTA, ¡y que sigan cosechando muchos éxitos académicos, profesionales, personales, familiares y comunitarios…!

Muchas gracias.

Su amigo de siempre,

Olegario Ordóñez Díaz

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