lunes, 3 de agosto de 2015

DAGUERROTIPO - CUENTO

DAGUERROTIPO

Olegario Ordóñez Díaz 

 A Beiky Hasley Cardozo Vargas 

 Una niña, un siglo después, mirando una foto en el libro abierto, sentirá que el amor ha golpeado la ventana de su corazón y lo dejará anidarse allí. 
      Un suave estremecimiento la hará sentirse enamorada y deseará haber conocido a ese hombre que ahora la mira desde la fotografía y que empezará a visitarla en sus sueños para inventar aventuras fantásticas, sin necesidad de utilizar la máquina especial de programar sueños. 
      A pesar de todos los adelantos automáticos y tecnológicos, deseará no haber nacido en esta época, sino cien años atrás, en la época de su enamorado para haber compartido las horas de ternura con él. Añorará el ambiente de magia y misterio que se trasluce en la fotografía. Tal vez la subyugarán los ojos de su hombre: un poco tristes y melancólicos, pero de mirada fija y visionaria, como si a través del tiempo hubiera formado un puente para mirarla desde el instante en que sus ojos quedaron fijos ante la cámara. También sentirá que sus palabras fueron escritas para ella en forma de poemas y que su voz, sus silencios, su ritmo y su música son para sus oídos. Lo guardará con amor en el portarretratos de su corazón y cada noche soñará que lo visita allá, en la orilla lejana de sus sueños desvelados. 
      Sabrá esta niña que suspira por este hombre mientras mira su fotografía, que fue un náufrago en un mundo de incertidumbres, un poeta solitario, un soñador que le cantó con amor a las más pequeñas cosas de la vida, pero no encontró una mujer que lo amara, que soñara con él, que comprendiera la soledad infinita de sus ojos y el mundo de ternura que tenía para dar, que inventara historias y suspirara con el ansia de verlo cada mañana. 
     Así es la eterna poesía del tiempo. Será un cita misteriosa tejida por los hilos del destino inexorable entre la joven y el poeta que añoró también con deseo irrefrenable haber vivido en otra época —un siglo después de su travesía por este mundo—, para conocerla a ella, a la mujer que lo visitaba en la orilla del mar oscuro de sus sueños, cuando vencía el desvelo de sus largas noches de insomnio, y que por todos los tiempos de los tiempos sería la única mujer que lo amaría con el más intenso y profundo de los amores... 

 Abril de 2001

Tomado de:

ORDÓÑEZ DÍAZ, Olegario. Sueños de príncipe y otros cuentos, (2001). Bogotá, Cátedra Pedagógica, 2001.

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